La práctica de ejercicio físico moderado de forma regular, aumenta las defensas y provoca cambios en todo el organismo, estimulando la respuesta de todas las células inmunitarias. Aunque la causa se desconoce, este hecho se asocia a:

–  La subida de temperatura al practicar ejercicio físico, que combate algunos gérmenes.

–  La actividad física reduce los niveles de estrés.

–  El sudor ayuda a eliminar bacterias y toxinas del cuerpo y  estimula una mejor circulación sanguínea.

Por esta razón, el organismo de las personas activas está mejor preparado para combatir las infecciones que el de los individuos sedentarios.

Simplemente con caminar a paso ligero durante una hora al día, practicar yoga, excursiones por la naturaleza, montar en bicicleta… se consigue fortalecer estas defensas. Si el ejercicio se hace de forma regular, estos beneficios se mantienen en el tiempo. Aunque se debe tener en cuenta que la práctica excesiva de ejercicio, puede debilitar el sistema inmune.

¿Es conveniente realizar ejercicio físico durante una infección? Lo importante es que nos paremos a escuchar a nuestro cuerpo. Si nos encontramos, con fiebre, dolores musculares…, sería recomendable dejar el ejercicio físico para más adelante. Si estamos hablando de un resfriado leve, sería aconsejable la práctica de una actividad física moderada, pero en ningún caso un entrenamiento de alta intensidad.